Y aún recuerdo ese lugar, tres pisadas, el cantar de un pájaro, un gran terreno y un caballo. Silencio, melancolía, tristeza y recuerdos, recuerdos sombríos.
Sombríos no por el hecho de que sean negativos, si no porque son imposibles de revivir; tristemente nunca te hallarás en ese mismo instante, en ese mismo lugar, y con la misma persona. Ya me lo decía mi abuela: "la melancolía no sirve de nada, hace que vivas en el pasado y no puedas mirar el presente." Y ahora le diría: "Y así es, abuela, nunca podré revivir ese instante en que me enseñaste a montar a caballo por primera vez, o ese momento que tu voz suave y dulce sonó diciéndome aquellas sabias palabras por última vez.